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Darle la bienvenida que se merece al nuevo miembro de la familia es mostrarle, para que lo entienda él, que ese nuevo espacio compartido es su nuevo hogar. El perro adoptado puede mostrarse muy desconcertado en el momento de la llegada y algunos consejos prácticos te ayudarán a conseguir una convivencia perfecta en poco tiempo.
Lo primero de todo, y sin importar de dónde venga, llévalo al veterinario. Allí, le harán una revisión y te indicarán las vacunas y desparasitaciones necesarias. Además, te explicarán mejor que en ningún sitio todo lo necesario en cuanto a su alimentación, higiene y socialización. Elige bien el alimento más adecuado en función de su edad, tamaño o raza y otras sensibilidades. Royal Canin satisface todas sus necesidades nutricionales específicas.
De camino a casa es muy recomendable darle un paseo largo hasta que observes que apenas hace pipí y que está algo cansado. Al entrar en su nuevo hogar debemos desatarle y dejarle olisquear toda la casa, o al menos la parte que queremos que conozca. Es muy importante que disponga de un bebedero con abundante agua fresca y algún juguete o mordedor que mordisquear para evitar o reducir su posible ansiedad.
Presentarle a la familia. Los perros son animales de rutinas y agradecen la organización. Debes respetar una normas de convivencia entre toda la unidad familiar. Si hay niños, haz sentir cómodos a todos. Espera que el perro quiera tener relación con los demás miembros y no insistas en que se deje tocar por ellos. Si en la casa hay otros animales consulta todos los aspectos previamente con el veterinario.
Definir la relación es facilitar el futuro. Conocer las necesidades de tu perro es solo saber una parte de lo que precisas para una educación responsable. Los perros aprenden fundamentalmente por asociación. Para ello, debes trabajar el refuerzo positivo, que es aquel que favorece la repetición de una conducta a partir de la concesión de un premio o de algún tipo de gratificación. Ten en cuenta que la capacidad de atención de los perros es limitada, sobre todo en cachorros. Para conseguir que el aprendizaje sea divertido, repítelo con frecuencia en periodos cortos de tiempo.
Puedes trabajar con él el refuerzo positivo con diferentes premios para mejorar su conducta: elogios, caricias, juego o comida; si lo haces con alimento, el premio comestible ideal debe ser lo suficientemente estimulante para el perro y administrarlo inmediatamente tras la conducta apropiada, asociándolo a un elogio y/o caricia. Recuerda que debe ser pequeño para que lo ingiera rápidamente y además, hay que tener en cuenta la cantidad que recibe como premio y descontarlo a su ración diaria.
Reforzando la seguridad. En cualquier casa hay peligros potenciales para los perros que no debemos subestimar. Con la debida preocupación y conociéndolos, pueden ser evitables. La mayoría de los accidentes que pueden afectar a tu perro se producen por atropellos, golpes o caídas e ingestión de objetos. Evitarlos es tu responsabilidad.
Si no es a la primera… ¡a la segunda! O, a la tercera va la vencida… ¿Será a la cuarta? Paciencia y… ¡mucho cariño! Mal comportamiento o incluso agresividad, lloros, ayunos, que haga sus necesidades en la casa o tenga miedo… ¡Mantente firme y con buena actitud! Nada es tan grave. Casi todo tiene solución: con la información y la preocupación necesarias terminarás controlando su comportamiento.
- Si el perro adoptado es un cachorro, puedes revisar nuestro artículo anterior: Bienvenido a casa cachorro. También te puede interesar: Cómo mejorar la actividad física de tu perro.