Verbenas, fiestas patronales, etc… En esta época es frecuente que el ruido atronador de los petardos, o las luces fuertes y discontinuas de los fuegos artificiales, e incluso las tormentas, aterroricen a tu perro, llevándole (y a ti con él) a una situación de estrés y angustia. El miedo a este tipo de ruidos fuertes e imprevisibles es muy común en muchísimos perros. Te damos 6 consejos que te pueden ayudar a controlar la situación.
Algunas mascotas se muestran tan asustadas y desorientadas que se pueden hacer daño en un intento de huida o búsqueda de protección, mostrar agresividad o escapar y correr el riesgo de atropello o extravío. Es muy importante permanecer junto a él, si se puede, en este momento.
Si estamos en casa con él:
1- Proporcionar un lugar seguro: seguro que le vemos corretear “sin ton ni son” por la casa, buscando un sitio en el que sentirse protegido. Adelantémonos a esta conducta errática y coloquemos su camita o su alfombrilla en un lugar en el que se sienta “a salvo”: en el baño, debajo de la cama, cerca del sofá, en la cocina, a nuestros pies. Resulta muy útil, casi infalible, que si el perro está acostumbrado al transportín y le gusta, coloquemos este en el lugar donde estamos nosotros y lo abramos: veréis que rápidamente se mete en él y permanece dentro, para sentirse tranquilo en ese pequeño espacio.
2- Minimizar el sonido y las luces: cerremos tranquilamente puertas, ventanas, e incluso bajemos las persianas, encendamos las luces, podemos poner la radio, la tele o cualquier ruido cotidiano de fondo que le impida escuchar el estruendo, y a la vez le de la sensación de que “no pasa nada”. Intentemos que no haya corrientes de aire en la casa: hay muchos perros que asocian esa pequeña brisa al preludio de una tormenta y comienzan a angustiarse.
3- No alimentemos esa conducta: permanezcamos discretamente pendientes de él, pero no le hagamos ver que está en una situación de estrés: no es conveniente que cuando se encuentra alterado y agitado le digamos “pobrecito, qué malos los petardos” o le prodiguemos unas muestras de afecto exageradas en ese momento, para que no le hagamos sentir que esa conducta es positiva. Le hablaremos con calma y afecto, pero procurando seguir con las rutinas cotidianas, como sin darle importancia a la situación para que él no se la de tampoco.
4- Le distraemos: muchos perros reaccionan bien y se “olvidan” de los petardos si justo antes de que se produzca el estruendo comenzamos a jugar con él, a peinarle, bañarle, a practicar algún ejercicio en casa, e incluso le podemos ofrecer un poco de comida. Si ya ha entrado en la fase de “pánico”, resulta bastante más difícil distraerle y “sacarle” de esa situación.
Si estamos fuera de casa con él:
1-Bajo control: es más importante que nunca que el perro vaya con su collar y correa y le sujetemos fimemente para evitar que huya y pueda sucederle algún percance. Si es de tamaño pequeño o mediano suele ser eficaz cogerle en brazos para que se sienta seguro y no se lastime o se vuelva incontrolable mientras llegamos a un lugar familiar para él.
2- Siempre identificado: Además del chip obligatorio, es recomendable utilizar una placa de identificación para facilitar su localización en caso de que se pierdan durante este momento de miedo.
Finalmente, si a pesar de todos nuestros esfuerzos no podemos controlar estas fobias, es conveniente consultar con nuestro veterinario, quien indicará la pauta de corrección o medicación en caso de ser necesaria, para controlar sus alteraciones y estrés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario