Algunos propietarios añaden a la dieta de sus perros, o los alimentan habitualmente con huevo crudo, incluso con cáscara, porque creen que son una excelente fuente de calcio. ¿Es cierto esto? ¿O es un mito más acerca de la nutrición canina?
Pocos alimentos son tan nutritivos como los huevos, gracias a su combinación de proteínas de alto valor biológico y grasas de alta calidad, junto con una amplia variedad de vitaminas y minerales. Además, los huevos son baratos y fáciles de conseguir. Las claras de huevo se digieren mejor cuando se cocinan y las yemas retienen más su valor nutricional si se consumen crudas.
Como hemos apuntado, es cierto que los huevos son una excelente fuente de proteína, pero si alimentamos a nuestro perro con un pienso de alta gama bien equilibrado, que incorpore proteínas que sean de una buena calidad y biodisponibilidad, no necesita ningún aporte a mayores del que su dieta le suministra.
Si suministramos la cáscara en la dieta, pensando que es un buen aporte de calcio y beneficioso para nuestro perro, nos equivocamos una vez más. Un aporte suplementario de calcio es perjudicial, como ya explicamos en una anterior entrada. El exceso de calcio durante el crecimiento puede favorecer la aparición de trastornos esqueléticos como un menor crecimiento, articulaciones engrosadas, malos aplomos, osteocondrosis, etc.
El nivel de calcio se regula en base a su concentración en el plasma sanguíneo. Si se suplementa con este mineral, y se alcanzan niveles altos, en respuesta se segrega una hormona, la calcitonina, con el fin de normalizar esta concentración. Su acción retarda la maduración del cartílago en crecimiento y disminuye la resorción ósea. Ello provoca un engrosamiento óseo paulatino y se pueden producir desprendimientos del cartílago inmaduro en parte de las articulaciones, sobre todo en razas grandes. Esto impide un correcto desarrollo musculoesquelético y predispone a la aparición de patologías osteoarticulares.
Además, las dietas con cantidades elevadas de calcio pueden provocar una disminución de la absorción de zinc y cadmio, llevando a una bajada del apetito, pelo sin brillo y áspero, problemas oculares y epidérmicos.
Pero, además , debemos saber que los huevos crudos contienen una enzima llamada avidina. Esta enzima disminuye la absorción de la biotina o vitamina B7, y puede provocar problemas en piel y pelo. Por último, en períodos de calor podemos correr riesgos de seguridad alimentaria, ya que puede ser un caldo de cultivo de bacterias que podrían causar problemas gastrointestinales como diarrea y vómitos, fiebre, deshidratación e incluso problemas reproductivos como abortos espontáneos. En el huevo entero deshidratado, que se introduce en los piensos como ingrediente, este riesgo no existe ya que durante la fabricación se produce un tratamiento térmico que elimina cualquier microorganismo.
Una dieta equilibrada y adaptada a la etapa vital de nuestro perro y a sus necesidades no tiene por qué ser suplementada, pues nutricionalmente es completa para él. En nuestro afán por mejorar lo que ya está formulado específicamente para él, no pongamos en riesgo su salud.
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